Cary smilingThe Independent, Reino Unido, 24 de Junio 2005:


A Week in Books:
Una ingeniosa comedia-suspense, repleta de astutos gags
por Boyd Tonkin


Ayer Tony Blair ha delineado su proyecto para Europa. Desde un punto de vista personal, esta visión supone tomarse frecuentes vacaciones en sugestivos lugares de Italia. Que el maestro de la bella figura política pueda gozar por mucho tiempo de il bel paese. Pero la próxima vez que haga las maletas para ir a Toscana o Cerdeña, quizás debiera llevar consigo una novela italiana de reciente publicación. Es una graciosa e ingeniosa comedia-suspense, repleta de astutos gags, que ostenta un reparto que incluye a Alfred Hitchcock, el Mariscal Tito y - miembro de honor - el intensamente atildado Cary Grant. Algunos podrán pensar que es una perfecta lectura de verano. Pero otros no tanto, porque además intenta explicar como se frustró la búsqueda de la justicia social de la posguerra europea a través del consumismo desenfrenado y la rendición al poder norteamericano.

Para captar el trasfondo de 54 por Wu Ming (Heinemann, £16.99), es necesario conocer la curiosa historia de estos anarquistas italianos, un delantero centro del Watford y un increíble éxito de ventas. En los ochenta, una informal red de activistas políticos y guasones de Bolonia comenzaron a reivindicar sus burlas como “Luther Blissett”. Lo hacían por solidaridad con un futbolista británico, gran goleador en el Watford, que luego del fichaje por el AC Milan se convirtió en un delantero de bajo rendimiento, según estos chicos, por cuestiones racistas.



Luego, en 1999, “Luther Blissett” publica una novela. Y no una novela cualquiera: Q. Co-escrita por cuatro miembros de la pandilla boloñesa, resultó ser sorprendentemente buena... y sorprendentemente consistente para una coproducción a ocho manos. Una novela a toda máquina, con el estilo audaz e incisivo de Umberto Eco, ambientada en la época de la Reforma, que sugiere paralelismos entre la derrota del protestantismo revolucionario y el declive de la izquierda contemporánea. Q ha hecho las delicias de los lectores en toda Europa (y quizás también las del malhumorado pero estoico Mister B.)



Ahora, los chicos de Blissett cuentan con un quinto miembro y un nuevo nombre: “Wu Ming” que significa “sin nombre” en mandarín. Chispeantemente traducida por Shaun Whiteside, 54 se desarrolla en ese mismo año, es decir, hace cincuenta años. Un punto crucial y de no retorno - según la novela – en el que las esperanzas de un cambio radical en Italia y Europa sucumbieron frente al escapismo hollywoodiano, los sueños de un alto estilo de vida, las intrigas de la Guerra Fría y la potencia de las elites apoyadas por los EE.UU.



En uno de los rincones de la trama, un puñado de partisanos y comunistas que pasan el tiempo en un café de Bolonia, alejados del idealismo revolucionario, deslizándose en extraños acuerdos con matones ligados a la Mafia: los primeros pasos hacia el florecimiento de la Berlusconi-dad. En Hollywood, un aburrido Cary Grant - “un proletario inglés encerrado en el cuerpo y en el mito del hombre más elegante del mundo” - sale de su jaula dorada a pedido de los servicios secretos británicos. Lo quieren como estrella en una película sobre las proezas de guerra de Tito, ya que ayudaría para que Yugoslavia se incline hacia Occidente. Hábilmente entrelazadas, las historias convergen - junto con la KGB - en una isla del Adriático...



Y hay mucho más del mismo tenor, tan disparatado como delicioso. En Nápoles, Lucky Luciano tensa la cuerda con la Mafia y el país: ¿Qué es el Estado Italiano? ¿Puedes comerlo? En Cannes, Hitchcock rueda Atrapa a un ladrón con un revigorizado Grant. Un televisor norteamericano robado va y viene por toda Italia, símbolo de una nueva época con ojos cuadrados (cuando la vida marcada por los medios será “un gran chiste”) y mecanismo que liga los lejanos relatos. El fabricante es, por cierto, la McGuffin Electric Company de Pittsburgh.

No me pregunten cómo han hecho los Wu Ming para asestar este segundo golpe. Sólo sé que su mezcla de parodia extravagante y sátira poco convencional es burbujeante como una botella del mejor prosecco de una cooperativa obrera vitivinícola. Detrás de la bufonada en tono suspense, 54 se propone mostrar como los obreros italianos - y los de toda Europa - prefirieron buscar sus utopías no en las calles, sino en las pantallas y escaparates. Tal como muchos de los felices lectores lo podrán notar este verano, incluso en la playa.