Tute Bianche: el lado práctico de la creación de mitos (en tiempos de catástrofe)

Wu Ming 1, 20 de Octubre de 2001
(apuntes pare el debate 'Semi(o)resistance' del festival 'make-world 0=YES', Munich)



Se ha convertido en una referencia trivial, incluso ridícula, pero sobre la cual todo el mundo está de acuerdo. En medio de la demolición del World Trade Center y la guerra imperial en Afganistán, con los 'daños colaterales' creciendo sin control, hemos entrado en una nueva fase dentro de la vida social y del conflicto.
Esta fase se ve fuertemente marcada por la paranoia, la propaganda de guerra, el derecho a la censura, la restricción de derechos civiles como la libertad de expresión, la recuperación del espíritu del 'macartismo' y la aparición de nuevas mafias furiosas que demandan un nuevo berufsverboten  a la siniestra luz de la retórica del choque de civilizaciones. El frente está de nuevo en casa. Otra nueva guerra fría. El Imperio lo pide.
De cualquier forma, los acontecimientos del 11 de septiembre sólo han hecho más claro y explícito que, a partir de Génova, hemos entrado en el mundo de 'lo catastrófico'.
Con 'catástrofe' no me refiero al final del mundo, sino a una nueva tipología, un nuevo espacio creado a partir de una abrupta discontinuidad.
El umbral estuvo en via Tolemaide, el 20 de julio. Allí, experimentamos un desplazamiento inesperado. Menos de dos meses después, volvimos a experimentarlo, como un desdoblamiento y un recorte del espacio público. Esto nos forzó a volver a pensar nuestras formas de intervención. Esta discusión se sigue manteniendo y no tenemos ningún tipo de receta mágica, todo lo que puedo decir es que ninguno de los fenómenos que voy a describir existen ya como tales, al menos no en Italia y, desde luego, no en su forma original. De hecho, los únicos monos blancos que uno ve en televisión o en los periódicos estos días, están relacionados con el antrax y la 'guerra bacteriológica'.
Por otro lado, no volvemos a empezar de cero, no hay ninguna duda de que las multitudes que han desafiado al capitalismo global a lo largo y ancho de todo el planeta siguen con la intención de hacerlo. El domingo pasado, más de doscientas mil personas se manifestaron en Perugia, Italia, contra los bombardeos llevados a cabo por Estados Unidos en Afganistán. Decenas de miles de personas hicieron lo mismo en Alemania. Cuanto más daños cause el Imperio en Afganistán, menos gente estará dispuesta a aceptar excusas.
Lo sé, es más difícil que nunca, pero sólo los tontos creyeron que sería fácil.

La gente que no está al tanto del uso peculiar que los miembros del 'movimiento' italiano le hemos estado dando a ciertas palabras como mito y mitopoiesis puede llegar a sospechar de que se trata de un mero 'revival' del pensamiento de Georges Sorel y de su descripción de la 'huelga general' de los sindicalistas revolucionarios. De hecho,  hemos intentando mantener todo lo que era útil del discurso de Sorel, mientras apartábamos todo lo que estaba pasado de moda o presentaba elementos peligrosos.


Georges Sorel (1847-1922)

De acuerdo con Sorel, la huelga general era un imagen que permitía a los proletarios 'poder visualizar siempre su siguiente acción como una batalla en la que su causa sólo podía vencer'. Esta imagen, o este grupo de imágenes, no deberían ser analizadas 'de la manera en la que se analiza algo a partir de sus elementos', sino que debía ser tomada como 'un todo', como una 'fuerza histórica', sin comparaciones 'entre el hecho realizado y la imagen que la gente se había formado del mismo antes de la acción' (Carta a Daniel Halevy, 1908). Por decirlo claramente, el mito de la huelga general era 'capaz de evocar de forma instintiva todos los sentimientos que se corresponden con las diferentes manifestaciones de la guerra que lleva a cabo el Socialismo contra la sociedad moderna. La huelga general agrupaba todos esos sentimientos 'en una imagen coordinada, y poniéndolos todos juntos, le daba a cada uno la mayor intensidad [...]  Nosotros tenemos una intuición del socialismo que el lenguaje no puede darnos con perfecta claridad, y la tenemos como un todo, percibida de forma instantánea' ('La huelga proletaria', 1905)

Sorel situó su discurso en el contexto de una weltanschauung tradicionalmente heroica, moralista y sacrificial de la que es mejor alejarse. Por supuesto, algunas cuestiones cercanas al mito (por ejemplo: la lucha por la comida, la vivienda, la salud y la dignidad, aquí y ahora, y no después de la revolución) eran muy importantes para los proletarios.
Y, por supuesto, sigue siendo cierto que la gente no combate el presente estado de cosas si no está inspirada por algún tipo de narrativa.
En las últimas décadas, los revolucionarios se han balanceado desde una iconofilia alienante y la subordinación a los mitos (por ejemplo, el culto al Ché Guevara como si fuera una figura de Jesucristo) hasta una iconoclasia que hacía de todo menos ayudar a la gente a comprender la naturaleza de los conflictos. Basta con pensar en la superficial postura  postsituacionista de muchos anarquistas para los cuales cualquier conquista concreta en el campo de la democracia o cualquier infiltración de la cultura popular es 'recuperada' y termina fortaleciendo el 'espectáculo'. 
Como dice un refrán italiano, no debemos tirar al bebé con el agua del baño...


Michel Foucault, 1926-1984

En una entrevista realizada por algunos miembros de Cahiers du cinema en 1974, Michel Foucault hizo una distinción muy clara entre el bebé y el agua cuando dijo: 'Bajo la frase 'no hay héroes' se esconde un significado diferente, su mensaje real: 'no hay lucha' ¿Puede hacerse una película sobre una lucha sin entrar en el proceso de la creación del héroe? Es la nueva forma de un viejo problema'.

En Italia, desde principios y mediados de los 90, un buen puñado de camaradas han centrado su atención en una forma más nueva todavía de ese viejo problema y se han embarcado en una exploración práctica de la mitología, con la intención de comprender si es posible o no una reutilización y una manipulación  libertaria y no alienante de los mitos.

Las fuentes de inspiración han sido las leyendas antiguas que recordaban a los héroes del folklore, el lenguaje adoptado por el EZLN, el género cinematográfico y la cultura pop occidental en general, así como las variadas experiencias de bromas en los media y de guerrilla de la comunicación que existen desde 1920.
Yo me encontré completamente atrapado en esa experimentación, porque era fundador y miembro de lo que se dio en llamar el Luther Blisset Proyect, probablemente el trabajo más sólido de 'ingeniería cultural' llevado a cabo en mucho tiempo.
"Luther Blissett" era un pseudónimo multi-uso que podía ser adoptado por cualquiera que estuviera interesado en construir la reputación subversiva de un imaginario Robin Hood, elegido como líder virtual de una comunidad abierta que se desarrollaba mediante bromas en los medios, creación de mitos, escritura subversiva, performances radicales y sabotaje cultural. El LBP comenzó en 1994 y puso en relación a varios cientos de personas de varios países aunque Italia se mantuvo siempre como epicentro.


Luther Blissett

A finales de 1995, el proyecto Luther Blisset publicó un panfleto titulado Mind Invaders, cuyo primer capítulo era la declaración de intenciones en lo que concernía a la creación de mitos. Esta declaración vinculaba los mitos con la vida, con los deseos y expectativas de una comunidad, abierta y sin fronteras, prediciendo en cierta forma el nacimiento del movimiento global.

No pretendo entrar en los detalles del LBP, no soy (y nunca voy a ser) un blissettologista. Es posible encontrar mucha información y material muy interesante en  la red, especialmente en www.lutherblissett.net. Sólo quería señalar que buena parte de los planteamientos teórico-prácticos de Luther Blissett han sido utilizados, quizás de forma instintiva al principio y a partir de un momento de forma explícita, por los Tute Bianche (Monos Blancos). Esto es bastante sorprendente teniendo en cuenta que ambos fenómenos se inspiraban en los zapatistas pero también se inspiraban el uno en el otro

Se utilizaron sobre todo dos 'mandamientos':
1) No te preocuparás de las oposiciones binarias (por ejemplo, entre visibilidad e invisibilidad, entre legalidad e ilegalidad, violencia y no violencia, estatismo y dinamismo)
2) Separarás todas las cosas unidas y unirás todas las cosas separadas con la intención de generar sentimientos  misteriosos de cercanía y distancia.  En una famosa camiseta, el slogan 'amor y paz' se asociaba con fotos de confrontación violenta. Los Monos Blancos proponían habitualmente un tipo de disturbios no violentos que tenían lugar en la intersección de un espacio que no era legal ni ilegal. Los camaradas caminaban hacia la fila de policías, con las manos levantadas esperando ser machacados y aún así gritando: 'Stiamo arrivandi / bastardi, stiamo arrivandi! ('aquí llegamos, bastardos, aquí llegamos') (con la música de Guantanamera).

Sé que fuera de Italia, la gente encuentra difícil comprender el background y las tácticas de los Monos Blancos. Esto es así porque a la cadena que se ve le faltan tres eslabones.

El primer eslabón es la evolución del movimiento autónomo italiano, a pesar de la represión de los últimos años 70 y las dificultades de los ochenta y noventa. Toni Negri puede haber sido probablemente el teórico más influyente, pero no es el único.
Recientemente, se ha hablado mucho de Imperio, su último ensayo, escrito  junto a Michael Hardt, que se ha convertido en algo así como un libro de culto. Debo decir que Imperio sólo es el resumen y la popularización de los conceptos que han modificado nuestro DNA desde los ochenta.

El segundo eslabón es la colaboración directa con los zapatistas en Chiapas y la influencia que sus estrategias y lenguajes han tenido en la escena italiana gracias a la pagina web de la red de asociaciones Ya Basta! Es imposible hacer un recuento completo de todas estas innovaciones aquí y ahora, pero voy a mostrar algunos ejemplos. De cualquier forma, lo más importante es entender que los zapatistas nos proporcionaron un material mitológico que no tenía nada que ver con el tradicional fetichismo tercermundista o con el turismo revolucionario.

Marcos ni siquiera es un líder heroico, sólo es un portavoz y un 'subcomandante', que también hace una interesante aportación a los mitos: de acuerdo con la leyenda popular mexicana, Emiliano Zapata sigue con vida cabalgando con su caballo en alguna parte de los bosques y las montañas. Algunos indios le reivindican como parte de la cultura maya, una especie de semi-dios pagano. Los zapatistas contemporáneos han sido capaces de comunicar con la sociedad desde una intersección entre el folclore y la cultura popular. De alguna manera, el auténtico Comandante (con mayúsculas) sigue siendo Zapata. Es como decir: 'no os preocupéis por mí, no soy vuestro héroe enmascarado, nuestra revolución es impersonal, es nueva, pero también es la misma revolución de siempre. Zapata sigue cabalgando'. Este es el significado real del pasamontañas: esta revolución no tiene rostro, cualquiera puede ser un zapatista, todos somos Marcos.

Así llegamos al tercer eslabón, esto es, el trabajo sobre la construcción de mitos que mencioné hace unos minutos.

Los Monos Blancos no eran una vanguardia del movimiento, no eran una 'corriente' ni una facción del mismo. Los Monos Blancos fueron creados como una referencia irónica a los fantasmas del conflicto social, que se convirtió luego en una herramienta, en un símbolo y en una identidad abierta puesta a disposición del propio movimiento. Cualquiera podía llevarlos si respetaba cierto estilo. Uno de los típicos mensajes era 'llevamos los monos blancos para que otras personas los puedan llevar. Llevamos los monos blancos para poder quitárnoslos algún día', lo que significa:
"no tenéis que uniros a ningún ejército, el mono blanco no es nuestro 'uniforme'. El dedo está apuntando a la luna y tan pronto como las multitudes miren a la luna, el dedo se desvanecerá en el aire. Nuestro discurso es muy fáctico, estamos haciendo propuestas, cuanta más gente las acepte y las ponga en práctica, menos importancia tendremos".
Afortunadamente, nos quitamos los monos blancos poco antes de Génova, porque se había convertido en una marca de identidad y nosotros queríamos disolvernos entre las multitudes. Si hubiéramos sido reconocidos como Monos Blancos durante la caza al hombre del viernes, tendríamos mucho más por lo que disculparnos. Si los monos blancos hubiesen sido realmente un uniforme, tendríamos muchos más Giulianis por los que llorar.

En el otoño de 1994, el alcalde de Milán, Formentini, un miembro del partido racista conocido como Liga Norte, inició el desalojo del centro social Leoncavallo diciendo: 'De aquí en adelante, las ocupaciones no serán más que fantasmas vagando por las ciudades'. Su descripción fue aceptada irónicamente: durante una gran manifestación, numerosos 'fantasmas' con monos blancos atacaron a la policía e iniciaron disturbios en el centro de la ciudad. Ce n'etait qu'un début.

Después de eso, los Monos Blancos se convirtieron en una subsección del nuevo Leoncavallo, proporcionando servicios de seguridad en las manifestaciones y defendiendo el lugar de otros asaltos.
Entonces ocurrió algo extraño: de una forma retórica, se oponía el mono blanco al mono azul (el mono azul es el color de los monos de los obreros tradicionales) y esta oposición se utilizó como una metáfora del trabajo posfordista, flexible, precario, temporal, etc., un trabajo que no tiene derechos sociales ni sindicales.
Además, el blanco es la suma de todos los demás colores y, por tanto, encaja mejor que el arcoiris para representar la cooperación y la convergencia entre diferentes sujetos.
Como consecuencia, durante el curso de 1997 y 98, algunos compañeros empezaron a llevar el mono blanco para ocupar empresas de trabajo temporal. Esto sucedió en Roma, Milán, Bolonia y el nordeste de Italia.

Entonces empezó la guerra de Kosovo. Si no me equivocó, la 'acción directa protegida' se inventó cuando los centros sociales italianos del nordeste decidieron invadir la base militar de Aviano. Para todos aquellos que todavía no sepan de qué 'protección' se trataba, consistía en máscaras de gas, escudos de plástico, barricadas móviles hechas de plexiglás, neumáticos unidos con cinta, etc. En los meses siguientes, una de las prácticas más comunes de los policías antidisturbios, la 'formación en tortuga', se volvió contra ellos.

Gracias a todos estos inventos, el número de heridos en las manifestaciones se redujo considerablemente: más aún, las cargas policiales se convirtieron en una práctica casi imposible porque los escudos proporcionaban cierto coraje a los que estaban en la primera fila que les permitía avanzar y chocar todos juntos con la policía. Por el contrario, el número de policías hospitalizados ascendió levemente, porque no tenían una forma específica de enfrentarse a esta nueva estrategia. A veces, la cabeza de la 'tortuga' abría sus líneas y dejaba entrar a algunos policías. Por supuesto, estos últimos caían estrepitosamente al suelo y eran pateados de lo lindo. Todo esto pasaba delante de numerosas cámaras, periodistas y equipos de televisión. Las derrotas de la policía eran emitidas y amplificadas por los medios de comunicación. Los periodistas se veían obligados a informar de que los manifestantes se limitaban a caminar hacia su objetivo, sin lanzar una sola piedra o cóctel molotov y sin romper una sola luna. Así nos ganamos la simpatía de todo tipo de gente muy distinta que había estado buscando una forma de desafiar el estado de las cosas pero que nunca iba a participar en una guerrilla callejera.

El hecho de que mucha gente pusiera su cuerpo en el límite sin ningún sentimiento de martirio le recordó a cierta gente los análisis de Foucault (y Deleuze) sobre la 'biopolítica' y el 'biopoder'. Algunos dictaminaron de forma entusiasta que los cuerpos habían vuelto, que estaban siendo usados para desafiar el orden del discurso que se les imponía, con la intención de escapar a su control. De cualquier modo, esto puede ser exagerado y se aleja un poco del asunto.

Después de unos meses con esta rutina, los oficiales de policía más inteligentes y las autoridades del Estado asumieron que el único camino para lidiar con estas prácticas era una estrategia de 'contención', que se debería acompañar con compromisos y negociaciones minuto a minuto. Comenzamos a ver policías agitando mapas de la ciudad y profiriendo una extraña mezcla de conversaciones de calle, maquiavelismo y comentarios de buen rollo:
"Vale chavales, no podemos permitir que lleguéis a vuestro objetivo, es nuestro deber cargar y vamos a hacerlo, pero podemos retroceder unos cientos de metros y permitir que avancéis hasta esta marca de aquí. Si avanzáis un paso más, nosotros reaccionaremos, ¿vale? Otra cosa, tíos, ¿podríais guardar las barricadas de goma en los camiones, no hay porque usarlas, todo va bien, vale? Mis hombres están perfectamente controlados. ¡Ah!, y por favor, decidle a los putos periodistas que no se metan en nuestro camino, ¿qué coño les pasa? Esto es entre vosotros y nosotros, vosotros os enrolláis, nosotros nos enrollamos, así que ¿cuál es el problema?'.

Por supuesto, los Monos Blancos siempre iban unos pocos pasos más allá, los policías nunca se enrollaban y los periodistas siempre se ponían en medio. Esto generaba una cierta ventaja real para los Monos Blancos, porque les permitía perfeccionar sus estrategias y alcanzar objetivos importantes. El recurso al diálogo policial se aprovechó  siempre desde una perspectiva completamente mediática, que colocaba a los Monos Blancos justo en el sitio donde ni las autoridades ni los propios medios de comunicación les esperaban.

Lo más importante es que los Monos Blancos crearon una narrativa (inspirada en el zapatismo) de la desobediencia civil y las multitudes 'en marcha contra el Imperio'. No era a fin de cuentas un mensaje para los compañeros y la policía, sino un mensaje dirigido a la sociedad civil. Los Monos Blancos anunciaban cuál era su propósito y que técnicas iban a utilizar para conseguirlo en su próxima manifestación, con la intención de 'chantajear' a las autoridades. Decían: 'no hay ningún secreto, vamos a hacer esto y vamos a hacer lo otro, no somos responsables de lo que suceda fuera de nuestro espacio de trabajo, el trabajo de la policía es conseguir que todo vaya bien. Sabéis cuáles son nuestras tácticas, es vuestra obligación afrontarlas sin perder el control'. Luego, las tácticas se desarrollaban de formas imprevistas, todo el mundo salía despavorido y los policías se excedían, pero no podían hacer demasiado daño. Estos fueron más o menos los resultados concretos durante el año 2000.

Ahora voy a citar un documento que algunos camaradas escribieron y divulgaron un poco antes de Génova. Querían aclarar una serie de puntos y responder a algunos tergiversaciones e insultos lanzadas por los autoproclamados 'revolucionarios':

[...] Nosotros conseguimos un objetivo concreto en Via Corelli, Milán, enero del 2000, cuando nos enfrentamos con la policía e intentamos entrar en una zona prohibida incluso a la prensa: el centro de detención para inmigrantes ilegales, que era un verdadero campo de concentración. Vencimos a la resistencia de la policía, los periodistas pudieron entrar con nosotros y describir lo que vieron. Después de esto, el centro fue cerrado.
Conseguimos objetivos concretos durante las manifestaciones del Mobilitebio en Génova, del 24 al 26 de mayo de 2000. Nos enfrentamos con la policía de un modo sin precedentes, de tal forma que los medios no pudieron criminalizarnos. Después de eso, el gobierno italiano tuvo que etiquetar los Organismos Modificados Genéticamente (OMG).
Durante la manifestación contra la OCDE en Bolonia, el 14 de Junio de 2000, fuimos atacados por la policía, cuatro de los nuestros fueron literalmente arrancados por la fuerza de la 'tortuga' y acabaron con las cabezas abiertas. Fue una carga muy dura, tal y como prueba el vídeo: 'monos blancos' en el suelo con manadas de policías pateándoles y golpeándoles. Los difamadores dicen que todo estaba preparado, que se había llegado a un acuerdo con los policías. Eso es una bestialidad que no muestra ni una pizca de respeto por los compañeros heridos. De cualquier forma, la televisión mostró que sólo nos estabámos protegiendo con los escudos y que la violencia estaba sólo del lado de la policía.
En las semanas previas a la reunión del G-8 sobre el clima en Trieste, abril de 2001, la ciudad fue sellada e invadida por millones de policías. La prensa local dio la vuelta a la situación y nos presentó como a unos bárbaros que venían a pegarle fuego a la ciudad. La manifestación fue protegida por escudos y estaba preparada para la autodefensa, pero fue también pacífica, irónica y llena de diversidad cultural. Los medios de comunicación se vieron obligados a admitir que nada horrible había pasado y la población preguntó a las autoridades sobre los problemas que la ocupación policial había ocasionado a la ciudad.
En los últimos dos meses que hemos pasado preparando el bloqueo del G8 en Génova, los Monos Blancos hemos probado ser capaces de sortear los estereotipos, forzando a los medios de comunicación a interpretaciones esquizoides. Los periodistas son totalmente incapaces de decir si los Monos Blancos somos 'buenos' o 'malos'.
Por otro lado, es parcialmente cierto que los Monos Blancos se han sobreexpuesto en los medios de comunicación, sus portavoces han sido preguntados incluso cuando no había ninguna necesidad de ello. [...] De cualquier forma, el peligro de la sobreexposición puede ser atajado con facilidad. ¿Dicen que eres violento? Eliminas el debate entre violencia y no violencia proponiendo tácticas inclasificables. ¿Dicen que no eres más que un reducto, una minoría? Te infiltras en la cultura pop, construyes consenso  y conduces las representaciones dominantes al caos. ¿Cambian la estrategia para mostrar que eres 'razonable' mientras que el Black Block es 'malo'? Te dedicas en exclusiva a defender al Black Block, contra todas las superficialidades y los estereotipos. ¿Tratan de mostrar que eres la totalidad del movimiento y entonces intentan que negocies con el gobierno? Afirmas que no hay nada que negociar, que lo único que tiene que hacer el gobierno es cancelar la reunión del G8 (es la postura que siempre mantuvimos).


A pesar de los errores que hemos cometido, sigo pensando que el modo en que los Monos Blancos se han organizado e impuesto a sí mismos en la atención pública, evitando numerosas trampas y embustes de los medios, no sólo ha conseguido contener la entidad de la tragedia genovesa, sino que además ha tenido un papel clave a la hora de construir consenso alrededor de las prácticas del movimiento, de tal forma que casi trescientas mil personas decidieron unirse a nosotros el sábado y, literalmente, salvarnos la piel. Los errores han sido grandes, realmente jamás esperamos un aumento tan grande del nivel de represión, tampoco tuvimos en cuenta la rivalidad entre los carabinieri y la policía [...].

Una cosa tengo clara: incluso en un paisaje transformado abruptamente por las discontinuidades, debemos mantener las distinciones entre los bebés y el agua y convertir en un tesoro las experiencias que hemos construido.

Traducción: Guillermo Zapata