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CENSURA, LIBERTAD Y OTRAS BARATIJAS DEL TERCER MILENIO.
(Entrevista inédita con Wu Ming, realizada en 2004, por Tiziano Colombi y Antonella Costanzo).
Traducida por Mariana Gomez


"El poder se esconde porque cuanto más secreto, más fuerte se siente."
Norberto Bobbio - Diálogo en torno a la República.

Un fenómeno ambiguo y arcaico como la censura, ¿puede sobrevivir en un contexto social donde el flujo de información y los medios por los que se transmite parecen casi infinitos? Echando una mirada a la crónica italiana sólo podemos responder afirmativamente. Para aclarar este asunto recurrimos al colectivo de escritores anónimos Wu Ming, que acaban de volver a las estanterías de las librerías con la reedición de Asce di guerra [Hachas de guerra], escrito junto con el ex combatiente romagnolo Vitaliano Ravagli, de la editorial Einaudi.

P: Para poder descubrir cuál es el verdadero consenso en una sociedad, el intelectual norteamericano Noam Chomsky sugiere buscar lo que los críticos "influyentes" no critican. Es aquí donde se revelará su grado de deferencia y obediencia al Estado. Por ello dice: "Ni siquiera los debates más acalorados constituyen un buen indicio para pensar que los valores del consenso están en discusión. Es lógico que los halcones y las palomas tengan opiniones diversas sobre la naturaleza de las tácticas miserables, reales o imaginarias, adoptadas por los enemigos del Estado en un determinado momento, pero la discusión presumiblemente se mantendrá dentro de un ámbito delimitado por premisas ideológicas". ¿Creéis que la distinción entre las voces censurables y las aceptables, aunque sean críticas, pueda surgir en este nivel?
 

R: Lo que verdaderamente no se puede criticar en este ordenamiento social, el turbo-capitalista, es la propiedad en todas sus formas y articulaciones. El principio de propiedad, el derecho de propiedad, la propiedad material, la intelectual... Cualquier crítica se considera aceptable, aún cuando sea dura, mientras no ponga en discusión la propiedad. Son épocas de integralismo propietario, propietófilo, propietómano. Es suficiente que alguien recuerde que en todas las sociedades históricas siempre existieron áreas comunes y de "dominio público", o que explique - como lo hizo Polanyi - que el mercado, es decir el conjunto de las dinámicas propietógenas, no puede y no debe invadir todo lo existente, para que sea calificado como loco, criminal o loco criminal. Basta ver toda la histeria sobre la "piratería", las cruzadas en defensa del copyright-tal-como-lo-conocemos... A menudo, los defensores de la propiedad evocan escenarios romántico-bucólicos: el recinto que delimita la pequeña finca rústica, la fábrica familiar creada con mucho esfuerzo, el músico que, guitarra en mano, compone con un lápiz en la fría buhardilla rodeado por trastos viejos... Dejando de lado que en la Inglaterra de inicios del siglo XVIII, la expropiación y recintado de las tierras comunes (enclosure) fue un acto de guerra propiamente dicho del proto-capitalismo contra la sociedad, y que por lo tanto, incluso ese recintado y esa pequeña finca rústica quizás tendrían que mirarse con menor indulgencia, esto ya fue explicado por Marx: el capitalismo monopólico, el de las asociaciones financieras de compañías, sociedades anónimas, multinacionales y gigantescos conglomerados, ha convertido a este tipo de propiedad en algo marginal y pernicioso. Es más, la boutade de Marx era que el capitalismo ¡es el verdadero enemigo de la propiedad privada! En la actualidad, las "privatizaciones" agreden todos los ámbitos de la vida asociada, la ganancia sobre todo, y quien quiera poner límites a este proceso es fuertemente criticado por los medios como enemigo de la libertad. Mucho cuidado con expresar una crítica, aún parcial, de la propiedad; dirán que quieres dejar a la gente en calzones, robarle el oro o el móvil como un vulgar ratero. Evocarán a Rusia, el "libro negro del comunismo", a Stalin, cualquier cosa que puedan usar para despistar. Mientras tanto ellos, los defensores de la libertad, se apropian de lo que era común: tierra, agua, aire y lenguaje, y hacen de este mundo un infierno. Hoy la voz más censurada es la que dice que la propiedad privada tiene que tener límites precisos e infranqueables.

P: Históricamente, en las grandes dictaduras, la censura se imponía en nombre del bien común. Las comisiones de censura se arrogaban el derecho de vida o de muerte sobre las obras intelectuales y artísticas. En la actualidad la censura parece adquirir otras formas y se aplica sobre sujetos culturalmente más preparados, y no obstante, todavía existe. ¿Creéis que la causa es la indiferencia del "pueblo" o el refinamiento de las técnicas coercitivas del poder?

R: Frente a la censura directa y evidente no hay indiferencia. Al menos, no hay indiferencia generalizada. Es que hoy la censura es algo resbaladizo, escurridizo, reconocerla y definirla es como intentar aferrar una anguila. Además, el discurso que justifica la censura se ha vuelto más rebuscado, complicado, difícil de seguir, y por ello el interés en la opinión pública decae, se deja hipnotizar por estos verborrágicos sacerdotes que te explican el busilis del porqué ciertos discursos se tendrían o no tendrían que hacer. Antes teníamos solamente la cuestión de la decencia y el ultraje al pudor, hoy junto a curas y beatas encuentras del mismo lado al psicólogo, al sociólogo, al mediólogo... Estos personajes a menudo se escudan detrás de los niños, como los malotes de ciertas películas. Tal cosa no puede transmitirse porque puede perturbar a los niños, tal sitio no puede estar en línea porque si lo ve un niño quién sabe que podría suceder, tal película tiene que estar prohibida para menores de 18 y por eso no puede ser comprada por la TV porque hay una blasfemia o, de pasada, se puede ver una polla arrugada... En épocas de Luther Blissett hemos analizado este asunto de los niños utilizados como pretexto en varios artículos y ensayos. Sin dudas, esta es una de las estrategias. La otra, tan vieja como el mundo, es quitar el derecho de ciudadanía a opiniones consideradas "facciosas"; pero vaya uno a saber por qué el poder se ensaña siempre y únicamente con la (presunta) facción que se le opone, y nunca jamás con la propia, que tiene efectos infinitamente más nocivos porque se lanza desde lo alto y si encuentra poca resistencia por parte del aire cae a una velocidad impresionante. Perdón por la metáfora...

P: Giorgio Bocca dice en su libro Basso Impero : "La revolución tecnológica ha premiado la comunicación y ha perjudicado la información, redujo al mínimo la capacidad para entender y distinguir lo verdadero de lo falso dentro de la marea de noticias. Después de una jornada transcurrida bajo el bombardeo de los medios, con el estrépito y el plagio de los anuncios publicitarios, con la confusión, repetición y multiplicación de las invitaciones al consumo, quedamos idiotizados y repugnados." ¿Existe una especie de "censura tecnológica" según vuestra opinión? ¿Cómo se puede combatir?


R: La expresión "censura tecnológica" nos parece inapropiada, o mejor dicho, la usaremos en otro contexto, en el del digital divide [abismo digital]. De hecho la gran mayoría de la población mundial está excluida del flujo informativo porque no tiene los medios para recibirlo. No hablamos solamente de Internet, según la ONU el 50% de la población mundial nunca ha realizado una llamada telefónica. Ésta es la "censura tecnológica". Por lo que concierne al bombardeo informativo, sí, es una realidad; hoy en día nos invaden con una cantidad abrumadora de datos de modo que no se puede realizar una síntesis. Se necesita una "reducción de complejidad" que no banalice el mundo, hoy más que nunca necesitamos divulgadores honestos, personas que capten las cuestiones de fondo y vuelvan a plantear los problemas en forma comprensible. Personas que se dediquen a hacer las conexiones justas y que las expliquen, cuya militancia cotidiana sea la investigación, que mantengan un archivo, que decodifiquen para quienes no tienen el tiempo para hacerlo. Por otro lado, lo que actualmente ha desaparecido es el periodismo de investigación, serio, documentado y riguroso, salvo las pocas excepciones de las cuales se habla tanto y todos señalan como cuando aparece el arco iris en el cielo. Ha desaparecido la crítica al poder. Fíjate como los medios norteamericanos se arrodillaron ante la política de la Casa Blanca a inicios de la guerra en Irak, con periodistas embedded [empotrados] y conferencias de prensa domesticadas... De algunas cosas, se dieron cuenta muy tarde y sólo en parte; algunos como el New York Times incluso han pedido disculpas a los lectores, pero ya era demasiado tarde... Los "perros guardianes" de Internet y de los blogs garantizaron un nivel mínimo y vital de contrainformación, pero no sabemos si esta es la única solución posible, porque a menudo la contrainformación "en estado natural" se limita a contemplar la complejidad en vez de reducirla; además en los períodos de crisis degenera en complotismo, un pensamiento desordenado que mete todo en el mismo saco, e incluso hace coexistir complots que en teoría tendrían que anularse recíprocamente, milagros de la paranoia... La realidad se pierde en una malla de conjuras y conspiraciones, y la psicosis de la "trastienda" genera impotencia y una especie de inconsciente "alianza con el enemigo", es decir, con el poder. Lo que queremos decir que ciertos complotólogos describen el poder como más fuerte de lo que es, y esto tiene un efecto desalentador. En cambio, nosotros creemos en un modelo de información que se nutre con las contribuciones de profesionales y "aficionados", sin que los primeros se conviertan en una casta sospechosa, una corporación de personas que teme los cambios, y sin que los segundos crean que pueden sustituir totalmente al periodismo.

P: ¿Cómo es posible ser libres en un contexto en el cual los medios son empresas que comparten intereses con los grandes grupos que dominan los gobiernos?

R: No existe la libertad donde no se necesita luchar por ella. Puede parecer una paradoja, pero queremos decir que la "libertad" no es algo definitivo, un estado de situación, una condición que una vez alcanzada, no pueda ser perfectible y no pueda ser puesta en discusión. La libertad es un horizonte hacia el cual dirigirse, nunca lo alcanzas porque siempre se desplaza en el mismo sentido junto contigo. Nunca puedes dar por descontado el resultado obtenido, nunca hay un momento en el cual puedes decir: "Bien, ahora soy libre, ya no tengo necesidad de luchar". La libertad debe ser reafirmada continuamente, siempre es necesario alcanzarla; el sentido está en caminar, no en alcanzar la meta. Puede haber bloqueos, desviaciones, incluso marchas hacia atrás, pero nada puede ser definitivo. Aún en una situación de gran concentración de poder, la lucha por la libertad continúa, prosigue en los nichos, en los resquicios, los invade, los altera, los infiltra y los pudre hasta lograr horadar las paredes y derribar un ala del edificio de la opresión. Perdón por la alegoría...

P: Existe otro fenómeno relevante, la autocensura, una herencia de la concentración del poder y de los intereses, una problemática que no es solamente un fenómeno del pasado. ¿Creéis que esta situación pueda llevar a una autocensura personal por parte del individuo? En vuestra vida profesional, ¿os habéis preguntado si existe un límite/compromiso? ¿Os habéis autocensurado alguna vez?

R: Si por "autocensura" se entiende resignarse a no decir lo que consideras importante, entonces no, nunca nos hemos autocensurado. Si en cambio, usas la expresión en sentido amplio, es decir, aceptar que no todo se puede decirse tal como lo piensas, que necesita tiempo y reelaboración para poder transmitirlo con eficacia, en modo no irresponsable ni autolesivo, pues, eso se llama ars retorica, y es una de las más antiguas del mundo.

P: Borges ha definido la democracia como "Una superstición basada en la estadística. Sólo los individuos existen, si es que existe alguien". Por lo tanto, son los individuos los que construyen la libertad, la cual no puede ser garantizada por un sistema. ¿Tampoco por el democrático?

R: Borges apoyó la dictadura militar argentina y también la chilena, de la cual recibió honores y a la cual cantó loas. En septiembre de 1976 definió a Pinochet como una persona "excelente, cordial y buena". Ese "si es que existe alguien" suena un tanto macabro teniendo en cuenta las decenas de millares de desaparecidos, cuya suerte Galtieri e infames laderos, continuaban a decir que no la conocían, en algunos casos llegando a negar que estuvieran desaparecidos o incluso que habían existidos. Ellos también eran individuos ¿no es cierto?
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