Piermario Ciani, 1951-2006HOMENAJE A PIERMARIO CIANI, 1951-2006
Verano 2006. Articulos y fragmentos traducidos por Nadie Enparticular


1. Adiós Piermario
2. Mind Invaders & TRAX
3. En un funeral te entran ganas de hablar de vida
4. Pier Ciani, el guerrillero de la cultura



Adiós Piermario

por Wu Ming, 3 de julio de 2006

Acaban de darnos la noticia, mediante un lacónico y desconsolado correo electrónico de Vittore Baroni.
Anoche, tras meses de lucha y tratamiento, una enfermedad insidiosa ha acabado con la vida hipersináptica de PIERMARIO CIANI.
Piermario era fotógrafo, gráfico y mail-artista;
testigo privilegiado de la aventura punk italiana;
líder de la banda de rock virtual Mind Invaders, transmutada luego en seudónimo múltiple;
pilar básico del Luther Blissett Project y, previamente, de muchos otros proyectos en red cuyas tácticas ha recogido LB (por ej. TRAX, Stickerman);
autor de las pegatinas “blissettianas” que durante la pasada década invadieron los muros de las ciudades italianas;
uno de los inventores de la célebre mofa a “Chi l'ha visto?” (1995) y de las burlas que salpicaron la Bienal de Venecia 95 (por ej. Loota, la mona pintora);
fundador (junto con Vittore Baroni) de Edizioni AAA;
principal animador del evento anual “Stazione Topolò-Postaja Topolove”.
Autobiografia de PiermarioPiermario tenía cincuenta y cinco años. En el 2000 había publicado una especie de autobiografía/antología/libro-objeto, Piermario Ciani. Dal Great Complotto a Luther Blissett (AAA edizioni y Juliet Art Magazine). Bromeando, le había puesto como título alternativo: “Mis primeros cincuenta años”. Desafortunadamente no sobrevendrá otro medio siglo.
Ese libro es un testimonio fundamental de un cuarto de siglo del underground italiano. Describe las raíces de lo que ha venido después. Las vicisitudes personales de Piermario iluminan una epopeya que va desde la dimensión local (el ambiente punk de la región de Friuli) a la transnacional (el mail-art, el LBP, los comienzos de la Web, etc.) Doscientos cincuenta páginas de maravillas gráficas y auténtico amor por la creación.
A Piermario le debemos mucho, muchísimo. Su contribución ha sido inestimable. Es un golpe durísimo, que deja una sensación de hormigueo en los labios y el remordimiento de no haber hablado lo suficiente con él en los últimos años. Siempre te dices: “Tengo que llamarle... Apenas pueda le escribo...” Sabes que no se encontraba bien, averiguas, te dicen que está mejor y entonces piensas: ahora le llamo, pero luego siempre sucede algo, y finalmente llega la noticia que te descoloca y te hace sentir una mierda, un gusano despreciable.
Te das cuenta que le apreciabas de veras, de los milagros que puede hacer una red: has compartido innumerables momentos con una persona que, físicamente, has visto sólo pocas veces.
Piermario era -en buen sentido- un pequeño patriarca, una especie de apacible ancestro bíblico ya desde su aspecto físico. Sus entrañas han engendrado muchas vidas. Deja una familia numerosa (a la que enviamos este engorroso pésame)... y una familia extendida que cubre todo el planeta: en las próximas semanas, a medida que la noticia se extienda, miles de artistas y activistas colmarán las redes con su dolor. [...]

 

Mind InvadersHomenaje a Piermario Ciani: Mind Invaders & TRAX
en: Luther Blissett, Mind Invaders. Manuale di guerriglia e sabotaggio culturale, Castelvecchi, Roma 1995:

[...] Olvidadas experiencias “seminales” de networking y de uso de la leyenda metropolitana precedieron a Luther Blissett, una de las cuales da el nombre al libro que estás leyendo. Mind Invaders, Italia, inicios de los 80. Era una banda de rock no más real que los “misteriosos nuevos propietarios de los Charlestown Chiefs”, para la que se producía y distribuía anónimamente material informativo y propagandístico, además de gadgets y falsas entrevistas que pronto eran desmentidas por los inexistentes “directos interesados” (desmentido que a su vez era declarado falso y sus autores definidos “impostores”, luego los presuntos impostores replicaban, etc.). He aquí un extracto de un comunicado de prensa emitido desde Udine el 31/5/1980, encabezado por la frase: “Hemos tomado conocimiento de esta vulgar impostura que será desmentida a la brevedad”:

Para satisfacer la morbosa curiosidad de quienes quieran conocer la génesis de los Mind Invaders, pero sobre todo para poner fin a las habladurías de quienes sostienen que han nacido recientemente imitando a otros grupos musicales más famosos, se precisa cuanto sigue: Chris Lutman y Emoform componían sus primeros temas ya en 1976, experimentando las posibilidades de un potente generador de infrasonido, elaborado en colaboración con el Laboratory of Physics - Iowa... En especial han compuesto la suite “Heartquake” que ha sido ejecutada en público el 6 de mayo y el 15 de septiembre de ese mismo año [...] A quienes quieran comprar el disco Music for Entertainment quisiéramos señalar que solamente se puede escuchar con el aparato especial producido por ALDO MANCUSO & Sons, dotado con dos cabezales que, mediante un broche a tenaza, permiten la lectura contemporánea de ambas caras del disco [...] firmado: ALDO MANCUSO.

Y he aquí otro comunicado, esta vez sin fecha, precedido por el anuncio “Pronto estarán disponibles el disco y algunos cassettes”:

En el concierto de Udine del 29.9.79 en el auditórium Zanon (repleto) hemos participado con una máquina creada por nosotros mismos, que produce sensaciones sonoras, táctiles y olfativas que han provocado una explosión de rechazo por parte del público, retirándose masivamente. Consideramos este experimento no totalmente exitoso dada la completa uniformidad de respuesta por parte del público, que ha corroborado su índole [...].

Gracias a esta impresionante serie de disparates y al apoyo de algunas fanzines y bandas reales que los citaban en las entrevistas o que incluían su nombre en los créditos de los discos, los Mind Invaders lograron que sus álbumes imaginarios hayan sido comentados varias veces -con toda seriedad- por algunas revistas del sector (por ej. Rockstar, que en esa época tenía una cierta importancia y difusión). Esto provocó las quejas de otros grupos. Por ejemplo, los Electric Eyes de Florencia escribieron en la columna de Red Ronie en Rockstar:

Querido director, quisiera hacerle una pregunta: no le parece que Usted, publicando dos veces consecutivas la reseña sobre los Mind Invaders en la columna Rockers, está robando espacio a otros grupos (entre los cuales, el mío) que le escriben ilusionados?... ¡Váyase a la mierda!

Se dice que detrás de los Mind Invaders estaban algunos mail-artistas italianos, y en particular Piermario Ciani, amigo cercano del Harry Kipper que en esa época ya utilizaba el seudónimo “Luther Blissett”. Si por casualidad tenéis El castañazo en vídeocassette (y sois buenos observadores) descubriréis que durante un pantallazo sobre el público de la final del campeonato, en la camiseta de una chica se lee claramente “MIND INVADERS” escrito en rojo. Todo cierra. Acostumbraos desde ya a este acontecer elíptico y divagante.
La navegación comienza, el último clic de este capítulo nos lleva a TRAX, un condividuo que se materializa en el Mail Art Network de 1981, cuyos preciosos textos han sido aprovechados, plagiados y revisitados ampliamente por Luther Blissett en muchos manifiestos, octavillas y editoriales; y cuyo sistema “modular” de propagación ha servido para sembrar lo que Luther ha recogido. Durante seis largos años, TRAX fue

un cuerpo misterioso que deambulaba en el ambiente de los medios ‘juveniles’ de los años 80: una conspiración internacional, un sistema impersonal, una red autónoma e independiente. Existen muchos puntos de referencia, pero los espacios vacíos son más importantes [...] TRAX se adapta sólo en parte a cualquier tipo de realidad: la exploración electrónica, la música ‘industrial’, el Mail Art, el Copy Art, la poesía visual y sonora, el cut-up, la performance, etc. TRAX desintegra las formas habituales del disco, del cassette de audio, de la revista o de la obra gráfica, creando una serie de ‘work in progress’ que se pueden desmontar y volver a montar a gusto del usuario...” (AA.VV. LAST TRAX - Final Report of the Trax Project, libro+disco autoproducido por Piermario Ciani, Vittore Baroni y Massimo Giacon).

TRAX (“Tracks” -rastros, pistas- o, leyendo al revés, “X-Art”, arte prohibido”) se proponía producir el máximo posible, comprometiendo al mayor número de personas posible, para parodiar a las multinacionales respecto a los modelos productivos. En realidad, TRAX era una especie de firma que cualquiera podía utilizar en sus obras. Si alguien adhería al proyecto se convertía en una unidad TRAX, caracterizada por la palabra mágica y por un número que indicaba solamente el orden progresivo de adhesión (por ej. “Piermario Ciani” - TRAX 01, “Vittore Baroni” - TRAX 02... Shozo Shimamoto - TRAX 0383... etc.). El proyecto implicaba dos funciones operativas intercambiables: las que organizaban y producían un cierto “módulo” (es decir, un evento, una colección, una determinada ramificación del proyecto) se denominaban Unidades Centrales, y el resto de los participantes eran Unidades Periféricas. De junio de 1981 a junio de 1987, aproximadamente 500 personas de unas 30 naciones actuaron como Unidades Periféricas, con diez Unidades Centrales. Las revistas Frizzer, Frigidaire y Tempi supplementari eran algunos de los medios partícipes en Italia, durante 1985-86 publicaron episodios del cómic “TRAXMAN” (textos de TRAX 02, diseños de TRAX 03). Los módulos fueron performances, conciertos, discos, cassettes, cómics, cuentos, poesías, películas, video-instalaciones, camisetas, tarjetas postales, etc. El final del proyecto estaba previsto para 1987, y fue oficializado con estas palabras de TRAX 02:

TRAX ha propuesto un modelo operativo, ha brindado un ejemplo, pero es preferible disolverse antes que el juego se transforme en una estéril repetición de gestos. Se necesita una nueva transgresión de las reglas, ahora que se han tanteado las capacidades de las diversas redes subterráneas. Estos universos paralelos, de los cuales frecuentemente no se sospecha ni siquiera su existencia, podrán entrecruzarse y proyectarse cada vez más hacia el exterior, hacia millones de personas potencialmente interesadas a enmendar, en sentido evolutivo, el abismo entre lo científico y lo creativo... (LAST TRAX, cit.).

Es superfluo hacer hincapié en la importancia de TRAX, basta pensar que todo esto ha sucedido hace 8-14 años. TRAX ha jugado anticipadamente con las franquicias, cuando todavía no estaba del todo clara la envergadura de las reestructuraciones industriales que disgregarían el modelo fordista-taylorista, y cuando un VIC 20 o un Commodore 64 eran la experiencia más tangible de la “tercera revolución industrial” que un chaval podía hacer. ¡Un triple hurra por TRAX!

 

En un funeral te entran ganas de hablar de vida
por Wu Ming 1, 7 de julio de 2006

Piermario's self-portraitEn un funeral te entran ganas de hablar de vida, de proyectos, cosas y personas que surgen y nacen. Y el cachondeo se insinúa siempre. Sobre todo porque nos pilla de sorpresa la solemnidad del rito fúnebre, casi preconciliar, con monodias en latín, por momentos incluso arcaico. Rito que prosigue en el cementerio, agua bendita e hisopo colocados frente a la tumba, a disposición de todos, para rociar y bendecir esa madera que está allí abajo y la tierra circunstante, en los bordes de este pueblecito del Friuli al que llegas saltando de un tren a otro, haciendo el último tramo con autocar desde Codroipo [...].
Piermario no ha dejado instrucciones, su familia lo ha despedido con el lenguaje que mejor conoce, el de la tradición, y ha hecho y dado lo mejor que ha podido. El desconcierto está de más y es un problema nuestro -de los que hemos llegado de otras zonas y de tierras más laicas- y en poco tiempo se reduce, porque va como va, va como tiene que ir, pero me apunto mentalmente: “Dejar instrucciones para cuando me toque” Y hablando de tocar, por si acaso, toco madera.
La homilía del sacerdote, me dicen, repasa artículos de la prensa local, escritos por amigos de Piermario. Bien. Viajando me venía a la mente el funeral de Gian Carlo Fusco, con el sacerdote que se obstinaba en llamarlo “Gianfranco”. Eso no podría suceder aquí, Piermario era muy conocido en el pueblo: no como networker y saboteador cultural (muchos se han enterado por la prensa), sino como hijo del ex alcalde y dueño de la panadería.
La tumba. Cuando pienso que está allí dentro, mi cabeza parece una bombona de butano. Y no puedo llorar.
Al final, se conversa, se cuentan anécdotas, se discute sobre lo que hay que hacer, el archivo, las fotos, la hemeroteca, las cajas con libros, los sitios, los proyectos a medias. ¿Y si hacemos un evento en otoño? Hablemos cuando mejore el estado de ánimo.
Despidámonos aquí, los últimos abrazos, partimos en pequeños grupos. Giorgio me lleva a Udine. Cojo el tren Intercity-Notte junto con Massimo Giacon, que baja en Padua. Yo prosigo, a través de la gran llanura, llego a Bolonia a las dos de la madrugada. Casa.
En la mochila hay un CD. Tiene el mp3 de la transmisión de Radio Onde Furlane, emitida poco antes del funeral.
Cuatro testimonios diferentes, muy diferentes: a cada uno corresponde un Piermario, un nodo de la red que ha sido su vida.
Mañana lo edito y lo subo al sitio. Un primer, pequeño audiotributo a Trax 01, a Stickerman, al productor del Great Complotto, a lo que era y a lo que hemos sido gracias a él.
Pero mañana.
Dejemos que este día acabe.
Mañana.
Buenas noches.

 

Pier Ciani, el guerrillero de la cultura
por Wu Ming 1 en L'Unità, miércoles 9 de agosto de 2006

Piermario Ciani visto por Guglielmo ManentiNo quiero celebrar las exequias de Piermario Ciani. Ya lo han hecho hace un mes. Quiero hacer una elegía. Es decir: esto no es un “cocodrilo”, una necrológica anticipada. Nadie esperaba que Pier, aunque enfermo, muriera tan pronto; y ninguno de sus amigos hubiera tenido el pésimo gusto de tener un artículo preparado.
He esperado algunas semanas antes de escribir estas líneas. No sabía cómo comenzar. Cada pensamiento o “enfrascamiento” partía desde los alrededores del ordenador de Pier, y acababa por volver sobre sí, entre pilas de revistas y montones de materiales. Después del funeral Emanuela, su compañera, ha invitado a los que veníamos de lejos a quedarnos a dormir en la casa-estudio, para no tener que coger inmediatamente un tren o dejarnos en la calle. Hemos declinado el ofrecimiento. Demasiado pronto para agitar los espíritus. Yo sé que no hubiera resistido, hubiera pasado toda la noche sin pegar un ojo, revisando en el azaroso archivo, descubriendo quién sabe qué cosa.
Criaturas magníficas o monstruosas, selváticas o übertecnológicas, están allí, agazapadas entre los papelotes, los disquetes vetustos, los cd-rom, las diapositivas, los negativos, listas para saltar fuera apenas alguien hunda las manos. El mismísimo Pier está en medio de esas criaturas, primus inter pares, demiurgo democrático y afectuoso. Espera sin prisa la “revalorización” y el título de artista “de culto” desde el fondo de los treinta años de trabajo creativo y guerrilla cultural.
Uno de los artistas gráficos e inventores de signos más versátiles de Italia contemporánea - aparte de uno de los más grandes “conectores” entre los diversos ambientes, movimientos y generaciones- ha logrado estar por todas partes, a ser cualquiera, a colaborar con todos, sin desplazarse nunca de Bertiolo, provincia de Udine. Durante los días sucesivos a su muerte en la red han aparecido muchos textos. Todos comenzaban con la intención de “cartografiar” su actividad, de hacer una lista de los sectores en los que había intervenido, contribuyendo en su desarrollo, a cambiarlos para siempre. Mail-artista, fotógrafo, gráfico, no-músico, productor de grupos punk, arquitecto de burlas mediáticas, propagador de mitos, creador de fanzines, editor, organizador de exposiciones, fundador del Luther Blissett Project y así sucesivamente, en una fortuita práctica clasificatoria obligada.
Piermario Ciani (1951-2006) había escrito y había autopublicado una obra automitobiográfica, Piermario Ciani. Dal Great Complotto a Luther Blissett, AAA, Bertiolo 2000. Un libro-objeto, con solapas recortables y transformables en marcadores de libros, con páginas que yuxtaponen textos de diversos orígenes e imágenes deformadas. Salta desde los años en que Pier fotografiaba a representantes del submundo del punk friulano (el ambiente del denominado “Great Complotto”) hasta las proezas del seudónimo múltiple “Luther Blissett” en la segunda mitad de los años noventa, pasando por varios proyectos en colaboración y paralelamente con otros dos polifacéticos artistas y operadores culturales, Vittore Baroni y Massimo Giacon: en 1980, la inexistente banda de noise-rock de los Mind Invaders, que vivía tan solo en las reseñas de la prensa especializada; en 1981, la red transnacional denominada “TRAX”, cuyos participantes se llamaban TRAX 01, TRAX 02, etc., idea retomada veinte años más tarde por mi colectivo (basta ver como está firmado este artículo); durante los años ochenta y noventa, una intensísima producción de “arte postal”, folletos, mensajes en botella y pegatinas. Sobre todo las pegatinas, muchas, para pegar en lugares públicos o privados, con mensajes inesperados, koan y aforismos, frecuentemente producidas en series temáticas. Basta pensar en la serie de 1992, “Art is the beginning of something else” [Arte es el inicio de otra cosa], en la que se evidenciaba la sílaba “Art” como apertura de palabras semánticamente extrañas: “ARTiculation”, “ARTillery”, “ARTeriosclerosis”. Además, Pier, Vittore et alii movieron los hilos de un superhéroe-títere, Stickerman, el hombre de las pegatinas.
En 1994, cuando nació el Luther Blissett Project, Pier hizo confluir en el mismo todas sus experiencias precedentes, transformándolo en una gran síntesis de la contracultura italiana del 77 en adelante. Algunos sus proyectos aplazados fueron “reciclados” y adaptados a un nuevo contexto, convirtiéndose en base de algunas memorables burlas blissettianas. Su ingenio post-munariano ha brindado el input para miles de pegatinas, tarjetas postales, marcadores de libros y tarjetas de visita. Las pegatinas que en 1995 cubrieron los muros de las grandes ciudades italianas fueron creadas por una comunidad abierta, pero producidas (todas ellas) en el taller alquímico de Pier, en Bertiolo. En particular, Venecia fue empapelada con flechas bidireccionales que indicaban, en nombre de Blissett, un arbitrario “recorrido psicogeográfico”. Otras mini-señales urbanas made-in-Bertiolo: “Calle abierta a cualquier experiencia”, “Calle cerrada por odios en construcción”, “No leas: pasa de largo”, etc. El lugar de honor en mi corazón lo tiene una pegatina que dice: “Luther Blissett no La cultura del caosacepta choques ideológicos, tan solo resultados prácticos”. Lección que a la izquierda nunca le entrará en el coco, jamás.
Como editor, Pier era un temerario: no tenía nada que perder, a no ser algunos millones de viejas liras de vez en cuando. Junto con Vittore habían fundado edizioni AAA, cuyo catálogo es -sin duda- el más extravagante en la historia del ISBN. Al lado de preciosos textos sobre las contraculturas y el arte underground, se encuentran libros-objeto como La morte del libro de una tal Erica Moira Pini (reordenad las letras) con las páginas en blanco pero agujereadas por tres balas, o La cultura del caos de Mino Cancelli (traducción ordinaria de “Bill Gates”) simple encuadernación de material de desecho remediado en tipografía.
En el 2001 Pier había puesto en marcha un nuevo proyecto, síntesis de la síntesis, grandilocuente y encantador: las FUNtastic United Nations, un mapa de países imaginarios, con su lebensraum geográfico, burocracia, producción filatélica, etc.
Repasando me doy cuenta que tiene poco sentido forzar el ursus honorum de Pier a una reserva faunística de seis-siete mil caracteres de extensión. Me he limitado a esbozar, someramente, una producción y una red de relaciones que cuestiona cualquier resumen. Espero que quien haya leído todo esto se sienta estimulado, quiera saber más e intente conseguir la autobiografía de Pier y otros libros AAA.
En cuanto al material que en futuro desenterraremos, lo pondremos a circular en el mundo, durante fiestas sin horario y otras ocasiones de regalía derrochadora, al estilo potlatch. Cada obra rotará con el planeta, alrededor de su propio eje, hasta que la extenuación no la sustraiga a los ojos y manos de los vivos. Me despido, Piermario, sin lágrimas de “cocodrilo”. Mandi [en friulano, adiós].

(arriba a la derecha: Piermario Ciani visto por Guglielmo Manenti, 2006)