La Jornada, Mexico, 21 de diciembre de 2003

EL SUCESOR DE BLISSETT

LEO MENDOZA

Wu Ming, 54, Mondadori, España, 2003.

Para comenzar habría que explicar primero que Wu Ming es la continuación del proyecto Luther Blissett que no sólo era el nombre de un jugador jamaquino de futbol que militó brevemente en el Milan A. C. sino una de las propuestas artísticas más radicales de los noventa: un seudónimo a cuyo amparo se podían realizar todo tipo de acciones estéticas o políticas. Así fue como Luther Blissett - quien sólo vivió cinco años - se convirtió en el autor de una novela (Q, editada también por Mondadori) en torno a las guerras de religión que sucedieron a la reforma luterana y que, narrada desde la experiencia misma de la base de esos movimientos, tenía muchos paralelismos con el mundo actual.
Pero Blissett era mucho más que eso: difundía rumores, nuevas leyendas, libros falsos que los editores de periódicos utilizaban y disfrutaban aun cuando no sabían quiénes eran sus autores. Y por si fuera poco Blissett - al igual que Wu Ming - era un practicante convencido del copyflet, un sistema que permite la libre reproducción de los libros sin fines comerciales y mediante el cual "se defiende nuestro trabajo y el trabajo del editor y, al mismo tiempo, la libertad de los lectores de disfrutar y manipular lo que nosotros escribimos". Hoy mismo, si usted entra a la página de la Fundación Wu Ming - www.wumingfoundation.com - puede "bajar" los libros publicados por el colectivo.

En 1999, Luther Blissett - de la mano de Roberto Bui, Giovanni Cattabriga, Luca Di Meo y Federico Guglielmi, alguno de ellos mono blanco durante la caravana zapatista - se transformó en Wu Ming, vocablo que en mandarín quiere decir "sin nombre" y que se plantea como un laboratorio de diseño literario a la par que una empresa política autónoma interesada en las "historias de conflictos tejidos en los telares del epos y de la mitopoiesis, que adopten los mecanismos, estilos y maneras propios de la narrativa de género, de las películas biográficas, de los artículos militantes o de la microhistoria".

Precisamente, la más reciente novela de Wu Ming, 54, cumple a carta cabal con los postulados del grupo: se trata de una especie de thriller inmerso en un momento fundamental de la historia italiana y del mundo toda vez que en Vietnam las tropas franceses habían sido derrotadas en Dien Bien Phu y Estados Unidos amenazaba con intervenir en el sudeste asiático, mientras que se encargaban de cargarse a la frágil democracia guatemalteca a la par que en Italia y Yugoslavia se disputaban el dominio sobre Trieste. Pero bajo ese telón de fondo, múltiples historias se dan cita y nos encontramos con los nuevos mitos y dioses hollywoodenses, la irrupción pública de la mafia, el espionaje de las superpotencias, el nacimiento de James Bond, las películas de Alfred Hitchcock y la irrupción de la televisión. Bajo la aparente calma de 1954 los integrantes de Wu Ming describen las tensas corrientes que marcaban en ese momento el destino del mundo. Una de las muchas narraciones que se entrelazan en la novela con una exactitud sorprendente es la de un televisior McGuffin Electric que, además de ser un guiño, sirve para desarrollar ese coro masivo en el que nadie es protagonista - aunque, si se quiere, el papel puede ser ocupado por la historia de Pierre y su padre, militante comunista que un buen día se queda a luchar con las milicias de Tito durante la segunda guerra mundial y por azares del destino terminan en México, por aquel entonces tierra de asilo.

En 54 confluyen infinidad de voces, lo mismo los viejos comunistas del bar Aurora - nombre significativo, por cierto - que los miembros de la resistencia que devinieron contrabandistas o la vida de Cary Grant y la persecución macarthista o la historia de Frances Farmer y su dmeolición por parte del sistema; la resistencia en Yugoslavia, el contrabando de droga y los negocios sucios del gran capo Lucky Luciano a quien uno de sus lugartenientes intenta traicionar, además de un par de espías anarquistas - que emulan a los personajes de Beckett - contratados por los servicios secretos soviéticos para seguir la huella del depuesto emperador vietnamita.

54 es una historia que sólo podría haber sido escrita por el laboratorio Wu Ming: las pequeñas historias, las cotidianas, amorosas incluso, están presentes como parte integral de la gran historia. Aquello que los libros de texto han olvidado, buena parte de la mitología que conformó al siglo xx y al que comienza, está presente en la novela. El universo del mito, del símbolo, del gesto, todo ese mundo de imágenes que nos proporciona una certeza frente al rasero igualitario de estos días se encuentra presente en la obra de Wu Ming. En resumidas cuentas, se trata de recuperar la historia y contarla para todos. Jugar con los iconos más visibles de lo que ha conformado la cultura de masas: así, Cary Grant emprende un viaje a Yugoslavia - invitado por los servicios secretos británicos - para entrevistarse con Tito - quien es su admirador - con el fin de preparar la realización de una película acerca de la Quinta Ofensiva, que fue quizá el momento más glorioso de la resistencia contra los nazis en Yugoslavia, pero esa es sólo una de las múltiples narraciones que, con el telón de la guerra fría como fondo, teje Wu Ming en 54.


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