El Economista (Mx), agosto 2001


"Q": un pedacito de vida

MANUEL LINO / EL ECONOMISTA

La enigmática novela Q llega a México rodeada de su halo de misterio: el supuesto autor, Luther Blissett, es en realidad un seudónimo colectivo de un grupo que hace terrorismo cultural por internet. Q también llega envuelta en su fama, ya que se trata de un inmenso éxito editorial en Italia que está empezando a invadir Europa.

Por otra parte, en el decir de multitud de críticos, Q hace una innovación fundamental en la técnica novelística, tanto por la forma en la que está escrita, como porque en ella los personajes secundarios son verdaderamente relevantes.

Los lectores Q van desde aquellos que sólo quieren entretenerse leyendo una historia hasta los que ya están encontrando mensajes ocultos y números cabalísticos.

Pero, fuera máscaras, todo eso carece de importancia cuando uno se enfrenta a un volumen de 650 páginas.

Hay quien dice que a una novela se le deben dar 50 páginas de chance para que nos atrape, y cada lector tendrá su propio número. Q sólo pide cinco páginas para pasar de un extraño e incomprensible prólogo (al leerlo se tiene la sensación de que solo podrá comprenderse releyéndolo al terminar el libro) a una historia apasionante ubicada en el siglo XVI.

"31 de octubre de 1517. El fraile clava en la puerta sur de la iglesia de Wittenberg noventa y cinco tesis contra el tráfico de indulgencias, escritas de su puño y letra. Se llama Martin Lutero. Con ese gesto da comienzo la Reforma".

Ahí se ubica la novela, y sobre ese monumental conflicto bélico, ideológico, teológico y social, nos ofrece una multitud de puntos de vista, pero no por eso se trata de una novela de culto o para cultos. Hay muchos datos, sí, pero esencialmente es una novela de acción, de aventuras, sólo que son muchas aventuras enmarcadas en un contexto histórico.

Y Q, el personaje que al principio es un espía que trabaja para alguien muy encumbrado en la jerarquía eclesiástica siguiendo los pasos de Lutero y mandando informes sobre ellos, de alguna manera logra estar oculto en cada página del texto. Sus consejos a la iglesia pueden decidir el destino de muchos. Pero también el suyo propio, ya que Q es también uno de la bola, del montón.

Si aún parece difícil acercarse al libro, probemos con otro enfoque. Si no supiéramos que Luther Blissett es un seudónimo colectivo, la forma en la que está escrito el libro nos lo sugeriría. Entre quienes lo hicieron pareciera haber eruditos historiadores, jóvenes literatos que hacen diálogos llenos de frescura, expertos lingüistas que tratan de meterlos al orden, y vaya uno a saber cuántos más se requirieron para crear esta obra literaria que da una sensación de completez y de unidad, pero al mismo tiempo de diversidad y de dejar multitud de cabos sueltos: todas las otra historias reales o ficticias que se podrían haber contado.

No hay manera de saber si quienes buscan mensajes ocultos en Q tienen razón o no al encontrarlos (porque ya los encontraron), pero no cabe duda de que quienes buscaron en este libro una lectura entretenida acabaron por adquirir, además, algo de gran valor: una experiencia humana extra, un pedacito más de vida.