Wu Ming
Enero 2000



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Wu Ming es un laboratorio de diseño literario que trabaja en diversos medios.

La marca registrada Wu Ming es administrada por un colectivo de escritores/activistas que han constituído una compañía de negocios independiente que proporciona "servicios narrativos". Esta expresión tiene el significado más amplio y describe todas las actividades que conectan la literatura con los nuevos medios.

Los fundadores de Wu Ming son Roberto Bui, Giovanni Cattabriga, Luca Di Meo y Federico Guglielmi (anteriormente integrantes del Proyecto Luther Blisset --desde 1994 hasta 1999-- y autores de la novela Q), pero, en todo caso, los nombres son de poca importancia. De hecho, wú-míng significa "sin nombre" en mandarín. En China, es usado a menudo como firma de textos disidentes.

El nombre en sí es una evidencia cierta de nuestro desinterés por convertirnos en VIPs, calmados escritores de salón o amaestrados simios de premio literario. Al contrario, en el nuevo proyecto sobreviven, debidamente modificadas, las mismas características que hicieron grande el Proyecto Luther Blisset: formas y contenidos radicales, heterónimos e identidades cambiantes, tácticas de guerrilla de la comunicación... Todo esto está enfocado en la literatura o, más en general, dirigido a contar historias (sin importar el medio: novelas, guiones, artículos, ideas para videojuegos o juegos de mesa etc.) y/o a ocuparse de historias diseñadas por otras personas (edición, exploración de talentos, consejos promocionales, traducciones de y a diferentes lenguajes etc.).

Como se estableció en los meses siguientes a la publicación de Q, nuestra conducta sería: mostrarnos, pero no aparecer, ser accesibles a los lectores y opacos en los medios. Tal comportamiento no debe ser confundido con un exceso patológico de timidez al estilo Thomas Pynchon o J. D. Salinger: Wu Ming participará en la promoción de los productos (entrevistas, lecturas etc.) en tanto en cuanto no degenere en el gastado culto al "personaje" (sesiones fotográficas, apariciones en televisión, charlas etc.). Wu Ming rechazará cortésmente todas esas propuestas y pedirá que el logotipo oficial de la firma sea publicado o emitido en lugar de las caras de los escritores. El logo está compuesto por los dos ideogramas chinos correspondientes.

La adopción de un nombre chino se debe también a nuestra creencia de que el futuro de las comunidades humanas depende a largo plazo de lo que pase en el Este. Hoy en día, ninguna conciencia ecológico-social, ninguna crítica práctica de la desequilibrada relación entre superpoblación, control de los recursos e incursiones capitalistas puede prescindir de lanzar puentes culturales hacia el Extremo Oriente, hacia China en particular. Ahí es donde nuestro destino está en juego, en lo que a la catástrofe global (humana, ambiental, ...) y a la búsqueda de alternativas respecta. Hacia allí es hacia donde el imaginario de la humanidad se está moviendo.

La aproximación de Wu Ming a la producción cultural implica la irrisión constante de cualquier prejuicio idealista y romántico acerca del genio, la inspiración individual y toda esa mierda. Wu Ming pretende hacer entrar en crisis a la lógica del copyright. No creemos en la propiedad privada de ideas. Como ocurre en el Proyecto Luther Blisset, cada producto que lleve la marca Wu Ming --sin importar el medio-- estará libre de copyright, con las especificaciones y limitaciones que Wu Ming estime necesarios en cada momento.

El hecho de que una empresa de trabajo mental --es decir, el sujeto más típico del capitalismo post-fordista-- quiera superar los mitos, rituales y residuos de la propiedad intelectual es una paradoja fructífera que lleva el conflicto a las profundidades más internas del mercado, más allá de la práctica de un proyecto tan informal como el Proyecto Luther Blisset. Si uno no puede evitar buscar afinidades, Wu Ming está en el mismo campo de batalla que los programadores y emprendedores que trabajan en el open source software o 'software libre'.

[NOTA: Wu Ming renuncia a cualquier forma de beneficios sobre las versiones de la propia obra en lengua castellana que sean editadas en la República de Cuba. Esto quiere ser una modesta contribución al relanzamiento de la actividad editorial en la Isla, que ha sido sometida a una dura prueba por la prolongación del criminal embargo económico decidido e impuesto por los Estados Unidos.]
 

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Wu Ming es una empresa política autónoma.

Empresa, porque los trabajadores intelectuales --o brainworkers, no nos agrada la palabra "artistas"-- del mundo deben re-apropiarse de esta forma desde abajo, con la clara intención de asaltar los cielos de la economía, contra y más allá de los parásitos corporativos y de los dinosaurios estatales en andropausa. Ser independientes no es suficiente, necesitamos conseguir más fuerza, tomar el control del proceso de producción y de los resultados de nuestra labor creativa.

Política, ya que la cultura está de vuelta de esa idea de la existencia del Intelectual como una figura separada del conjunto de la producción (y de la política, que nunca tuvo un status autónomo). Hoy en día la información es la fuerza productiva más fuerte. La máquina que solíamos llamar industria cultural tiene una relación simbiótica con toda la galaxia de comodidades y servicios. Todo es multimedia (palabra que suena ya vieja por pleonástica), y no hay ya distinción entre conocimiento humanístico y técnico. ¿Qué clase de status privilegiado puede un autor reclamar, ahora que contar cuentos es tan sólo uno de los muchos aspectos del trabajo intelectual, de una gran cooperación social que integra programación de software, diseño, música, periodismo, inteligencia, servicios sociales, políticas de género etc.?

Autónomos, porque Wu Ming nunca pedirá fondos públicos: hacemos una apuesta sobre la autovalorización del trabajo mental, es decir, de nuestra propia capacidad emprendedora. Wu Ming desea relaciones fundadas en la paridad, no en asociaciones subordinadas con ninguna burocracia local, regional, estatal o continental.

Como consecuencia, ya no existe el "empeño" como elección o hipótesis practicable al menos por parte de "aquellos que creamos". El trabajo intelectual, en todas sus facetas, está completamente dentro de las redes de producción, es más, es su fuerza re/productiva principal. Los trabajadores creativos se han quedado sin elección, simplemente no pueden evitar intervenir . Escribir es producción, narrar es política. Ahora la distinción es entre aquellos que están enterados y la legión de reaccionarios, sean estos últimos conscientes de serlo o no.
 
 

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¿En qué clase de historias está interesado Wu Ming?

Antes de nada, historias que tengan un inicio, un final y un argumento en medio. La experimentación es aceptable exclusivamente si mejora la narración. Si la experimentación no es otra cosa que una excusa de narradores mediocres o malos, entonces, --en lo que a nosotros respecta-- pueden metérsela por el culo.

Las que nos interesan son historias de conflictos tejidos en los telares del epos y de la mitopoiesis, que adopten los mecanismos, estilos y maneras propios de la narrativa "de género", de las películas biográficas, de los artículos militantes o de la microhistoria. Novelas que procesen materiales vivos de las zonas sombrías de la historia, historias reales contadas como ficción y viceversa. Recuperación de eventos olvidados, en el centro o en los márgenes de lo que nuestra trama pueden desplegar: "Nuestra línea narrativa ininterrumpida es confusa para cada verdad o juicio retrospectivo. Sólo una verosimilitud radical sin escrúpulos puede rectificar esa línea" (James Ellroy, prólogo a American Tabloid). Lo importante es mantener años luz de distancia entre nosotros y la narrativa burguesa: el protagonista real de la historia no es ni el Gran Hombre ni el individuo monádico; muy al contrario, es el gentío anónimo y, detrás de él (o a través de él) la multitud sin nombre y enjambrada de eventos, destinos, movimientos y visicitudes: "En el fresco, yo soy una de las figuras del fondo. En el centro están el Papa, el Emperador, los cardenales y los príncipes de Europa. En los márgenes, los agentes discretos e invisibles que se asoman desde detrás de las tiaras y coronas pero que en realidad sustentan toda la geometría del cuadro, la rellenan y, manteniéndose indetectados, dejan a todas esas cabezas ocupar el centro." (primera frase del diario de Q). Queremos narrar la constitución, el emerger y la interacción de la multitud, que no tiene nada que ver con la masa, que es un bloque homogéneo para ser movilizado o, alternativamente, un agujero negro que sondear con encuestas de opinión. La multitud es"un horizonte de manifiesta corporeidad y salvaje multiplicidad. Un mundo de entrelazamientos y combinaciones físicas, asociaciones y disociaciones, fluctuaciones y materializaciones que, de acuerdo con una lógica perfectamente horizontal, actualiza el cruce paradójico entre causalidad y casualidad, entre tendencia y posibilidad. Esta es la dimensión original de la multitud" (Antonio Negri, Spinoza subversivo).

En definitiva, Wu Ming intenta valorizar la cooperación social tanto en la forma de la producción como en su propia substancia: el poder del colectivo es al mismo tiempo contenido y expresión de la narrativa.

Apostilla a la Declaración:
Wu Ming sobre propiedad intelectual

 

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