0. Llamamiento a traductores voluntarios
- 1. En septiembre 2005, en el estado español, finalmente sale la edicion DeBols!llo de 54, con una traducción revisada y actualizada por Juan Manuel Salmerón. - 2. Hace un mes hemos aprendido que la edición argentina de Q - edición que nunca vimos - no tiene la etiqueta copyleft. Si hay otras ediciones en castellano que tienen el mismo problema, por favor enviadnos la noticia, para que en futuro no se repitan casos similares. Hay mucho bajo nuestro control pero es imposible controlar todo, y la cualidad del trabajo de un escritor(a)/cantahistorias depende de la relación que tiene con sus lectores/escuchadores. Estad siempre alerta! - 3. Entrevista colectiva sobre el copyleft en Blow
Up. Revista de rock e altre contaminazioni, Julio-Agosto 2005 MC. En nuestras precedentes entrevistas sobre el derecho de autor en los tiempos del "copia y pega" han surgido muchísimos elementos interesantes de los que podemos partir en esta conversación nuestra. La sensación más inmediata es que en muchos ambientes, cuando se habla de Internet y las nuevas tecnologías digitales, predomina todavía un cierto nerviosismo. Es un poco como si, frente un cambio que tiene el peso de una revolución global, los temores de perder una posición más o menos dominante fueran los únicos que determinaran la actitud de cualquier política editorial. ¿Qué es lo que asusta todavía? WM. Si hablamos de la industria del entretenimiento,
asusta la conciencia de haber perdido la ocasión, de llegar tarde
a la función, haber sufrido la innovación en vez de anticiparla,
y todo esto después de décadas de retórica y propaganda
sobre lo "new", la "next big thing", el "cutting
edge", el "state-of-the-art". Los propietarios del vapor
de la industria cultural temen lo nuevo, lo temen visceralmente, pero
no lo pueden admitir, se avergüenzan: temer lo nuevo es ... ¡anticapitalista
y poco liberal! La cultura en la que se han educado no contempla ni
siquiera la idea del segundo puesto, imagínate la de llegar el
último, con la malla negra (como aquel ciclista de los años
ochenta, Gambirasio, dignísimo). Asusta y angustia descubrirse
en posición de retaguardia, "conservadores", obsoletos
frente a un cambio cognitivo de los que hacen época, uno de los
procesos de difusión y socialización del saber más
importantes desde el neolítico hasta nuestros días. ¿Qué
hacer, por lo tanto? Rebajar lo nuevo, para después criminalizarlo:
"¿Pero qué cambio cognitivo?¿Qué copyleft?¿Qué
peer-to-peer? ¡Se llama robo, se llama fraude, se llama pasarse
de listos! ¿Que hay de nuevo en el robo?¿Qué hay
de hacer época en cometer delitos?" MC. Para vosotros, ¿cómo es que cuesta aceptar la idea de que la descarga gratuita tiene realmente la capacidad de favorecer la venta de un producto editorial, sea libro o disco? WM. Has hecho bien en escribir "capacidad",
en expresar una potencialidad. La cosa no es en absoluto automática.
Es preciso trabajárselo, ofrecer un producto de calidad, demostrar
que se cree en él, seguir la circulación del producto
y los efectos que produce, la devolución de imagen, las ganas
de conocer otras obra del autor, etc. Si la cultura circula, produce
círculos virtuosos. En el caso del libro, la cosa funciona muy
bien, ahora está demostrado con las cifras en la mano, toca a
otros tratar de desmentirlo. Nuestro libros continúan vendiéndose
porque hay un boca a boca sin tregua, alimentado por las descargas. WM. Un aforisma de Woody Allen dice: "El león y el cordero dormirán juntos, pero el cordero dormirá bien poco". La convivencia pacífica es imposible, si acaso podemos hablar de co-presencia conflictual. Son dos caballos que tiran en direcciones opuestas. Tesis y antítesis producirán una larga serie de síntesis precarias, hasta un resultado más estable, que esperamos que sea una reforma radical de la legislación sobre el copyright. Pero harán falta años y años. MC. En la música, así
como en la literatura, parece que una reacción a ciertas actitudes
proteccionistas sea la de crear una real y verdadera erupción
de nuevos materiales. Aparte naturalmente de la mencionada facilidad
de las nuevas tecnologías, se tiene la impresión de que
como reacción a la desenvoltura con la que se lanzan los abogados
a proteger las obras bajo tutela, haya mucha productividad a menudo
desvinculada de comprobaciones autocensoras. En otras palabras ¿no
creéis que un proteccionismo exasperado produce resultados opuestos,
casi de exceso de espontaneidad artística? MC. El copyleft está basado en primera instancia en una honestidad intelectual que debería responsabilizar a quien reutiliza los materiales de modo que éstos no sean explotados con fines lucrativos. ¿No es ingenuo pensar que yo puedo copiar todo, simplemente prometiendo que no ganaré dinero con ello? WM. El copyleft tiene como fundamento el copyright. Una etiqueta copyleft no es más que una etiqueta copyright dotada de una lista de excepciones a la prohibición. El texto es mío porque soy el autor, me toca a mí decidir, y decido que se va a poder reproducir y utilizar así y así ... pero no "asá". Si se utiliza asá, se viola el copyleft. Sin copyright no habría copyleft, habría dominio público de una obra, cualquiera podría cogerla y utilizarla, incluso con ánimo de lucro. Sucede con las grandes novelas del s.XIX, ahora libres de derechos. Cualquiera puede reimprimirlas, incluso con traducciones apresuradas y mediocres. Con el copyleft no puede suceder, porque las condiciones de utilización son muy claras. La confianza es una cosa preciosa, la honestidad intelectual es de esperar que haya siempre, pero si resulta que desaparece, existen los tribunales. Si durante una voltereta te caes del trapecio, no está mal saber que debajo hay una red. MC. Una actitud "electrónica" o "digital" es sin duda más visible en un músico, antes que en un escritor. ¿Cómo pensáis que esta tecnología, que ha determinado una profunda transformación de las relaciones entre artífice y manufactura, ha sido capaz de actuar sobre el pensamiento creativo humano? En otra palabras, ¿estamos simplemente en una fase que parte de algo que Walter Benjamin había ya identificado hace setenta años o hay algo más? WM. No creemos que una actitud digital hoy sea "menos
visible" en un escritor. El paso de la Olivetti al procesador de
textos, que podría considerarse que acabó al inicio de
los años noventa, ya había revolucionado el modo de componer
un texto. El crecimiento de la red ha hecho el resto. La"recursividad"
de la escritura (esto es, la posibilidad de modificarla infinitas veces
sin destruir el soporte provisional, "poner en blanco", tirar
a a papelera, etc.), el final del "bloqueo del folio blanco",
la función recorta-y-pega, la rapidez con la que se puede mandar
el texto a otras personas para tener una opinión, la facilidad
con la que se pasa del archivo al libro (¡antaño el dactiloescrito
era recompuesto en una plancha en caracteres de plomo!), la mayor interacción
entre escritores y lectores a través del e-mail, blog, sitios
dedicados ... Todo esto cambia radicalmente la psicología del
escribir, el acercamiento a la palabra. Restituye al escribir su dimensión
social. WM. Más que de artistas, es interesante hablar
de "operaciones". La operación "cd brulé"
hecha por Einsturzende Neubauten y Elio
e le storie tese, y las acciones desplegadas (al final del concierto
se puede comprar inmediatamente la grabación, a un precio ajustado);
la operación Grey Album de DJ Dangermouse (y en general
toda la estética del "Bootleg Remix" que estaba de
moda hace algunos años y que ahora se ha transformado en algo
indefinible); la operación Beatallica
(una parodia creativa que se afirma y se desarrolla gracias a los recursos
de la red); y luego todos los artistas que no tienen miedo de poner
su música descargable on line porque saben que, si se es inteligente,
se tiene todo que ganar. Por lo que respecta a la escritura, no hablamos
de nosotros mismos, y nos "limitamos" a señalar el
vertiginoso crecimiento de los blogs literarios. WM. Dejamos hablar a los hechos, más allá
de las etiquetas ideológicas. |
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